marzo 1, 2025

Dies Domini

NOVUS ORDO
No parece posible vivir sin juzgar, pues el juicio define nuestra racionalidad. Por eso, en la versión de san Lucas, al mandato de Jesús: «no juzguéis y no seréis juzgados» le sigue inmediatamente, como para aclarar el sentido de estas palabras, el mandato: «no condenéis, y no seréis condenados» (Lc 6,37). Por lo tanto, no se trata de eliminar el juicio de nuestro corazón, sino de eliminar el veneno en nuestro juicio.
Un padre, un superior, un confesor, un juez, cualquiera que tenga alguna responsabilidad sobre los demás, debe juzgar. A veces, juzgar es precisamente el tipo de servicio que uno está llamado a prestar en la sociedad o en la Iglesia.
Y como tal servicio, tiene que ser un acto de caridad. Y para que lo sea en verdad, Nuestro Señor nos advierte que primero hay que apartar la «viga» de nuestro ojo; entonces, veremos mejor para poder quitar la mota del ojo del hermano (cfr. Mt 7,5); o sea, hay que arrancar el resentimiento y la animosidad. Así la observación será acogida y el hermano se dejará, quizás, quitar su mota. Se fiará. Porque ¿quién se dejaría meter los dedos en el ojo para apartar una mota, si supiera que la persona que lo va a hacer está ciega, o sospechara que se va a hacer con violencia, como si se tratara de arrancar la hierba de un campo?

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Hoy el Primer Sábado de Marzo

HOY ES PRIMER SÁBADO
Ocho años después de las apariciones de la Virgen a los pastorcitos de Fátima, Nuestra Señora se apareció a sor Lucía en el convento de Pontevedra, el 10 de diciembre de 1925. Durante esta aparición, la Virgen María solicitó el establecimiento de la devoción de los cinco primeros sábados en reparación por las ofensas hechas a su Inmaculado Corazón.
Desde hace siglos el sábado es una fiesta mariana. Según una antigua costumbre atribuida al monje benedictino Alcuino de York (735-804), consejero de Carlomagno, la liturgia dedica los sábados a la Nuestra Señora.
En 1905, el Papa san Pío X concedió indulgencias a los fieles que practicaran una devoción mariana, los primeros sábados de doce meses consecutivos, en honor de la Inmaculada Concepción.
En 1917, durante la aparición del 13 de julio en Fátima, la Nuestra Señora habló por primera vez de “los primeros sábados”: “Para evitar la guerra vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Corazón Inmaculado y la comunión reparadora de los Primeros Sábados”.

UN ACTO DE REPARACIÓN
Esta devoción incluye cuatro acciones, a realizar cada primer sábado de mes durante cinco meses consecutivos:
confesarse,
recibir la comunión,
rezar el rosario y
meditar durante quince minutos los quince misterios del rosario.
Estos cuatro actos deben realizarse con espíritu de reparación por las ofensas hechas al Inmaculado Corazón de María.

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